Tras el cisma que provocó la medida tomada por el Ejecutivo de quitar aranceles a la importación –que derivó en la desactivación de varias líneas, que en 2013 habían llegado a generar 1,3 millón de portátiles-, el Gobierno avanzó luego con una rebaja de aranceles a todos los productos electrónicos importados, que comenzó a regir este año. Las empresas fueguinas, en tanto, fueron beneficiadas con la eliminación automática de los impuestos internos.
Ahora, a cuatro meses del acuerdo sectorial -que involucró a las compañías que producen marcas propias y bajo licencia, a la UOM y a los gobiernos nacional y provincial-, el presente de Tierra del Fuego luce más promisorio.
El pacto de competitividad, que bien podría ser rebautizado como el «Vaca Muerta fueguino», estableció la suspensión de paritarias por el término de 24 meses a partir de junio de 2018,además de una agenda de trabajo para avanzar con mejoras en temas como ausentismo, procesos logísticos y simplificación aduanera.
En un año complejo para el consumo en general, las empresas instaladas en el polo fueguino se distancian de otras ramas de actividad y ahora trabajan con una proyección más positiva, aun tras la baja paulatina de aranceles a los productos importados.
Por un lado, ayuda la cercanía del Mundial de Rusia, que está incentivando la producción nacional de televisores, especialmente los de mayor valor agregado y pulgadas –que mejoran la rentabilidad de la categoría-. En el primer bimestre del año salieron de las líneas de montaje más de 570.000 unidades LED, un 90% por encima del mismo lapso de 2017.
También, en el sector prevén un mayor despegue del mercado de equipos de aire acondicionado, que se había mantenido planchado en los últimos dos años. Pero, más allá de estos rubros, la categoría que promete reactivar aun más al sector es la de teléfonos celulares, que estaría comenzando a incentivar una nueva corriente de inversiones.
Según confiaron a iProfesional fuentes del sector, dos empresas clave de este negocio, como Nokia y la china Xiaomi, están tanteando a fabricantes locales para comenzar a producir equipos en isla. «Estas dos compañías están en conversaciones para encontrar partners en Tierra del Fuego con el objetivo de localizar la fabricación de equipos en territorio nacional», señaló una alta fuente.
Según reveló a este medio, el interés se potenció durante la última edición del Mobile World Congress, que se desarrolló a fines de febrero en la ciudad de Barcelona. Dicho interés –de acuerdo con la misma fuente- parece ser bastante firme ya que directivos de ambas compañías viajaron en las últimas semanas a la Argentina para conocer instalaciones y definir eventuales alianzas.
De sellarse los acuerdos, implicará más inversiones para un polo que el año pasado generó una facturación de más de u$s3.200 millones.
«Estamos viendo más movimiento y esto es muy importante para el sector», agregó el directivo, que resaltó que el interés de firmas del exterior por instalarse en el país a través de un socio local «es en parte el resultado del plan de competitividad», que está permitiendo bajar costos, llegar a los retailers con menores precios y dar más previsibilidad frente a la importación.
El interés de Nokia y Xiaomi no responde a cuestiones aisladas. De hecho, en marzo, Tierra del Fuego pasó a ser una de las plazas en el mundo donde se fabrican los dispositivos de la marca Caterpillar, que apuntan al mercado «heavy duty», como la industria minera, petrolera y de la construcción. Bullit, la licenciataria a nivel mundial de la línea de celulares «resistentes» Caterpillar, firmó un acuerdo con Telecomunicaciones Fueguinas (TelFu), que ya permitió la creación de 60 puestos de trabajo. Pero las operaciones de Nokia y de Xiaomi, de concretarse, serían de mayor impacto.
La primera de las firmas supo ser uno de los grandes símbolos de la telefonía celular a fines de los `90 cuando dominaba el mundo con su modelo 3310, conocido como el teléfono «ladrillo». Su presencia como líder global se extendió hasta 2012, antes de sucumbir. Nokia también fue un jugador fuerte en el mercado argentino, donde contaba con producción local, de la mano de la compañía IATEC, perteneciente al Grupo Mirgor.
2012 fue el último gran año para Nokia en Tierra del Fuego: llegó a producir 4,3 millones de unidades, todo un récord, lo que le valió el 32% de market share, redondeando una operación de casi u$s450 millones. Pero luego, así como perdió terreno a nivel global, la operación local también se derrumbó: para 2015 tenía apenas el 7% de participación, con cerca de 600.000 equipos producidos localmente.
Para 2016 ya no figuraba en el ranking, dado que la marca –que en ese entonces estaba bajo el poder de Microsoft- decidió dejar de fabricar teléfonos en todo el mundo.
Ahora, la licencia internacional de la división de celulares Nokia está bajo el control de HMD Global -una firma también con sede en Finlandia- que estaría buscando partners locales para volver a producir localmente, según informaron fuentes desde Tierra del Fuego.
En plataformas de comercio online como MercadoLibre actualmente es posible encontrar sus modelos de alta gama a precios que van de los $8.000 a los $21.000, si bien no se trata de vendedores oficiales.
Xiaomi es un gigante chino prácticamente desconocido en la Argentina. Cuenta con 18.000 empleados y tiene presencia en 70 mercados, principalmente asiáticos. Es una compañía joven, que fue creada en 2010 y hoy ya cuenta con una operación nada despreciable, dado que representa el 7% del mercado global de teléfonos celulares.
Su creador es Lei Jun, también conocido como el «Steve Jobs chino», dado que en un comienzo los dispositivos tenían una gran similitud con los de la marca Apple.
En la práctica, el macrismo le dio impulso a la importación cuando el año pasado avanzó con la quita gradual de aranceles. Así, un celular que llegaba del exterior, de tributar un 17% pasó a enfrentar una alícuota del 10,5% a partir de este año. Dicha tasa irá descendiendo de a dos puntos hasta llegar a un 0% en 2024.
Pero las empresas fueguinas cuentan con otras ventajas: al congelamiento de las paritarias por dos años se le sumó la quita del impuesto interno que impactaba en los productos locales (pasó del 6,5% al 0%). A esto hay que agregar que las firmas del sector no enfrentan el pago de Ganancias e IVA. Eso le sigue dando un «hándicap» a los dispositivos nacionales.
En diálogo con iProfesional, el consultor Enrique Carrier afirmó que «en el rubro celulares, las mayores importaciones se están dando principalmente en el segmento de baja gama, donde las ventajas arancelarias no influyen tanto. Por eso han proliferado algunas segundas y terceras marcas». Como contrapartida, marcó que «en el caso de los equipos más costosos, todavía la ecuación es favorable para el desarrollo local».
Cabe destacar que en 2017 la producción de teléfonos móviles alcanzó los 10,6 millones de unidades, frente a unas 300.000 importadas de manera legal. Esto representó un avance del 16% respecto de los 9,1 millones de dispositivos que salieron de las plantas fueguinas.
Y la expectativa es que este año el mercado vuelva a expandirse. Pocos arriesgan un número pero en off hablan de 1 millón de equipos más, siempre y cuando el contrabando –que supera las 2,5 millones de unidades anuales- no se siga expandiendo.
Para Carrier, la comercialización de celulares desde 2015 no tiene el impulso que tuvo en otros períodos, que estuvieron marcados por hitos clave, como la irrupción de los smartphones o el recambio hacia la tecnología 4G. Sin estos «anzuelos» para incentivar ventas, ahora el principal argumento de las marcas es la baja de precios y el paulatino regreso de la financiación.
Según un relevamiento de la consultora Market Research & Technology, los valores de venta al público de los teléfonos celulares registraron una baja nominal de hasta el 31% el último año, mientras que los equipos que experimentaron subas no lo hicieron más allá del 25%.
Si se considera una «canasta» de modelos de gama media y baja de las marcas Huawei, LG y Samsung, se observa que el valor promedio ronda hoy los $5.000, un 5% por debajo del registrado en abril de 2017. Esto es en términos nominales. De modo que si se considera en la ecuación la inflación general acumulada en ese mismo período, la contracción en términos reales sería superior.
En cuanto al poder de compra, tomando como base el último salario (promedio) para el sector privado en la Ciudad de Buenos Aires y aplicándole el ajuste del 20% que en general se prevé para este año, se obtiene que esta misma remuneración hoy permitiría adquirir el equivalente a 4,3 unidades de esta misma canasta, mientras que en 2017 el bolsillo «rendía» 3,4 veces. Para el directivo consultado, «esto fue posible de la mano de una reducción de los márgenes de ganancia y trabajando mucho para reducir la estructura de costos».
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