A las 6 de la mañana, con el amanecer en verano, se enciende la luz y tienen electricidad hasta las 22. A esa hora se apaga el generador hasta día siguiente. Sin embargo, la custodia del Canal Beagle desde la bahía La Patahia se hace durante las 24 horas; hay que estar muy atento al canal 14 de radio que es el utilizado para cualquier emergencia en la zona. Ahí estuvieron por primera vez tres mujeres como «guardianas del fin del mundo», durante 30 días y haciendo historia dentro de la Prefectura Naval Argentina
responsabilidad y compromiso. Tres mujeres para distribuirse tareas y quehaceres domésticos en un destacamento de pocos metros cuadrados, con techo celeste cielo, dos cuartos, un comedor, una cocina y una sala de comunicaciones. Hay un solo intruso que tiene permiso para ir y venir, el perro vagabundo y fiel que un día llegó para quedarse: es la única compañía.
Hicieron falta tres variables para quebrar una tradición de muchos años en esa fuerza: tomar la decisión de animarse a hacer algo distinto, confiar en que tres mujeres también pueden hacerlo y capacitarlas para que todo salga perfecto. Y así fue.
Como resultado de semejante experiencia queda el asombro de haberse comunicado con tantos buques y barcos que necesitaron del Canal Beagle para pasar de un océano al otro y la prueba de estar lejos de casa, de la familia, de los afectos, pero con la noble misión de custodiar esa última porción de patria en los confines del mundo.
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